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domingo, 8 de marzo de 2015

EL ARTE DE TENTAR AL PAVÓN.

Seguramente que en algún momento, durante sus jornadas como pescadores, se habrán preguntado por qué es necesario recuperar tan rápido el señuelo que hemos lanzado para tentar al pavón. ¿Es que acaso al recuperar rápido el señuelo se desarrolla en este una acción similar a la que muestran los alevines y pececillos del río, o con la velocidad de recuperación del señuelo se pretende desencadenar un acto reflejo por parte del depredador?

En cualquier caso por más que pensemos que todos precisan de una veloz recuperación, cada señuelo tiene sus particularidades, por tal motivo, será conveniente bajar el ritmo que le estamos imprimiendo, no vaya a ser que estemos forzándolo demasiado y que por eso su acción se vea sensiblemente mermada.


Velocidades y su importancia.
La velocidad de desplazamiento de los artificiales adquiere vital importancia, cuando el depredador no siente la necesidad de atrapar rápidamente a su presa, cuando la contempla con marcada desconfianza o cuando el pez adopta una actitud esquiva. Por las razones antes expuestas hay que hacerse la idea de que, según sea la rapidez del cobro de línea, el señuelo difundirá vibraciones parejas a la velocidad de la recuperación, las cuales a su vez serán más o menos intensas en función de las dimensiones que tenga el señuelo y el babero, lo cual definitivamente atraerá a el pez hacia nuestro señuelo, de allí que sea muy importante saber no solo usar la técnica de punta de caña, también es importante saber aplicar la velocidad adecuada.

En otro orden de cosas, el ritmo que fijamos determina que el pez pueda captar la presencia del señuelo, pero en el caso del pavón, pez que no siempre muerde al primer lance, éste puede seguir el bamboleo del señuelo de cerca sin atacarlo, o bien observarle pasar mil veces por encima de su cabeza antes de ascender con intención de comerlo… si es que está de humor.
Por eso es conveniente alternar distintas acciones hasta encontrar la que despierte su interés, pues la que creemos que mejor se adaptará a sus deseos, puede que en cambio, no le interese en absoluto.

Acción y reacción…
Los señuelos artificiales han sido creados para desplegar una acción seductora en base a dos movimientos distintos: el wobbling (coleteo vibrante en forma de “X”) y el rolling (agitación lateral de los costados), las cuales, no obstante, a menudo se asocian en un mismo señuelo con el fin de enviar distintas señales acústicas y visuales al depredador. Sin embargo, hay que tener en cuenta que si bien ambos movimientos –ya sea juntos, o bien por separado– son capaces de tentarle, se puede dar el caso de que lleguen a importunarle, cosa que, por otra parte, no está para nada malo, un pez irritado siempre ataca.


Color + vibración + técnica= Una buena captura.
Si bien los cambios de ritmo son perfectamente aplicables en cualquier momento, por ejemplo cuando encontremos aguas quietas o bien cuando está oscureciendo, también es cierto que debemos ser selectivos en cuanto a que señuelo usar, sea por su color o por su capacidad de vibrar.
En aguas turbias u oscuras donde la falta de luz limita sensiblemente la capacidad visual del depredador y entran en escena sus capacidades sensoriales –las cuales se encargan de adquirir información de los movimientos a su alrededor–, hay que dar cortos tirones al señuelo, dejarlo un par de segundos estático y luego reiniciar la recuperación, esto permitirá al pez ubicar su presa. 

Recuerden que las nataciones suaves, acompañadas con cierto twitching, sean especialmente útiles.
Por otra parte, y con el fin de facilitarles aún más la localización, pondremos al otro extremo de la línea señuelos que porten tonalidades nácar o fluorescentes, y que sean capaces de reflejar el menor rayo de luz que haya en las proximidades, si es que no se lo imprimimos con una linterna. Y es que en estos casos, la aparición de un alevín que se pasea lentamente y con cierta despreocupación, se mostrará mucho más apetecible para una especie tan oportunista como es el pavón, la cual seguro preferirá tal ofrecimiento, que andar corriendo y gastando innecesariamente sus preciadas fuerzas ante minnows que pasan ante sus ojos con la velocidad propia de un correcaminos.

Calma, paciencia y espera
En ocasiones, la propia corriente de un río o el oleaje es capaz de imprimir vida a nuestro señuelo mientras éste se encuentra detenido. Llegado el caso, estaremos pescando con muchas opciones de salirnos con la nuestra, dado que el pez, en el supuesto de estar ahí, lo contemplará con una gran curiosidad y sin ningún miedo, propiciándose el desencadenamiento del ataque en cuanto retomemos la recuperación de línea.


En resumen, ofrecer a nuestro depredador favorito la ilusión de un alevín que se pasea despreocupado, o bien que queda sometido al capricho de las corrientes, es una alternativa bien interesante, así que si notan que tarda en hacer acto de presencia, paren la máquina y muestren el señuelo lento –si no inerte del todo–, pues incluso cuando hayamos pasado a alta velocidad por sus dominios, puede que le haya seguido los pasos y que, de repente, se lo encuentre de frente, ahí, justo a nuestros pies. Y no crean que va a rechazarlo, muchos ataques y consecuentes enganches del pavón resultan muy cerca de la orilla.


Saludos a todos y les deseo tengan una excelente jornada de pesca!