Seguramente que en algún
momento, durante sus jornadas como pescadores, se habrán preguntado por qué es
necesario recuperar tan rápido el señuelo que hemos lanzado para tentar al pavón.
¿Es que acaso al recuperar rápido el señuelo se desarrolla en este una acción
similar a la que muestran los alevines y pececillos del río, o con la velocidad
de recuperación del señuelo se pretende desencadenar un acto reflejo por parte
del depredador?
En cualquier caso por más que
pensemos que todos precisan de una veloz recuperación, cada señuelo tiene sus
particularidades, por tal motivo, será conveniente bajar el ritmo que le
estamos imprimiendo, no vaya a ser que estemos forzándolo demasiado y que por
eso su acción se vea sensiblemente mermada.
Velocidades y su importancia.
La velocidad de desplazamiento
de los artificiales adquiere vital importancia, cuando el depredador no siente
la necesidad de atrapar rápidamente a su presa, cuando la contempla con marcada
desconfianza o cuando el pez adopta una actitud esquiva. Por las razones antes
expuestas hay que hacerse la idea de que, según sea la rapidez del cobro de
línea, el señuelo difundirá vibraciones parejas a la velocidad de la recuperación,
las cuales a su vez serán más o menos intensas en función de las dimensiones
que tenga el señuelo y el babero, lo cual definitivamente atraerá a el pez
hacia nuestro señuelo, de allí que sea muy importante saber no solo usar la técnica
de punta de caña, también es importante saber aplicar la velocidad adecuada.
En otro orden de cosas, el
ritmo que fijamos determina que el pez pueda captar la presencia del señuelo,
pero en el caso del pavón, pez que no siempre muerde al primer lance, éste
puede seguir el bamboleo del señuelo de cerca sin atacarlo, o bien observarle
pasar mil veces por encima de su cabeza antes de ascender con intención de
comerlo… si es que está de humor.
Por eso es conveniente
alternar distintas acciones hasta encontrar la que despierte su interés,
pues la que creemos que mejor se adaptará a sus deseos, puede que en cambio, no
le interese en absoluto.
Acción y reacción…
Los señuelos artificiales han
sido creados para desplegar una acción seductora en base a dos movimientos
distintos: el wobbling (coleteo vibrante en forma de “X”) y el rolling (agitación
lateral de los costados), las cuales, no obstante, a menudo se asocian en un
mismo señuelo con el fin de enviar distintas señales acústicas y visuales al
depredador. Sin embargo, hay que tener en cuenta que si bien ambos movimientos
–ya sea juntos, o bien por separado– son capaces de tentarle, se puede dar el
caso de que lleguen a importunarle, cosa que, por otra parte, no está para nada
malo, un pez irritado siempre ataca.
Color + vibración + técnica=
Una buena captura.
Si bien los cambios de ritmo
son perfectamente aplicables en cualquier momento, por ejemplo cuando
encontremos aguas quietas o bien cuando está oscureciendo, también es cierto
que debemos ser selectivos en cuanto a que señuelo usar, sea por su color o por
su capacidad de vibrar.
En aguas turbias u oscuras donde
la falta de luz limita sensiblemente la capacidad visual del depredador y entran
en escena sus capacidades sensoriales –las cuales se encargan de adquirir
información de los movimientos a su alrededor–, hay que dar cortos tirones al
señuelo, dejarlo un par de segundos estático y luego reiniciar la recuperación,
esto permitirá al pez ubicar su presa.
Recuerden que las nataciones suaves, acompañadas
con cierto twitching, sean especialmente útiles.
Por otra parte, y con el fin
de facilitarles aún más la localización, pondremos al otro extremo de la línea señuelos
que porten tonalidades nácar o fluorescentes, y que sean capaces de reflejar el
menor rayo de luz que haya en las proximidades, si es que no se lo imprimimos
con una linterna. Y es que en estos casos, la aparición de un alevín que se
pasea lentamente y con cierta despreocupación, se mostrará mucho más apetecible
para una especie tan oportunista como es el pavón, la cual seguro preferirá tal
ofrecimiento, que andar corriendo y gastando innecesariamente sus preciadas
fuerzas ante minnows que pasan ante sus ojos con la velocidad propia de un
correcaminos.
Calma, paciencia y espera
En ocasiones, la propia
corriente de un río o el oleaje es capaz de imprimir vida a nuestro señuelo
mientras éste se encuentra detenido. Llegado el caso, estaremos pescando con
muchas opciones de salirnos con la nuestra, dado que el pez, en el supuesto de
estar ahí, lo contemplará con una gran curiosidad y sin ningún miedo,
propiciándose el desencadenamiento del ataque en cuanto retomemos la recuperación
de línea.
En resumen, ofrecer a nuestro
depredador favorito la ilusión de un alevín que se pasea despreocupado, o bien
que queda sometido al capricho de las corrientes, es una alternativa bien
interesante, así que si notan que tarda en hacer acto de presencia, paren la
máquina y muestren el señuelo lento –si no inerte del todo–, pues incluso
cuando hayamos pasado a alta velocidad por sus dominios, puede que le haya
seguido los pasos y que, de repente, se lo encuentre de frente, ahí, justo a
nuestros pies. Y no crean que va a rechazarlo, muchos ataques y consecuentes
enganches del pavón resultan muy cerca de la orilla.
Saludos a todos y les deseo tengan
una excelente jornada de pesca!